miércoles, abril 11, 2007

Jorge Luis Borges: cómo nace un texto

Casi todos los grandes cuentistas, al ser preguntados, han tratado de explicar cómo nacen sus cuentos, desde dónde. Pero siempre lo han hecho sin grandes pretensiones -creo yo-, conscientes de que su proceso creativo nace desde el inconsciente, por lo que no es "teorizable", por lo que es único y no puede ser otra cosa. Cuando Uno comienza a escribir busca ese ritual secreto que, de seguro, -piensa Uno- guardan celosamente los escritores que admira, hasta que pronto -o tarde- se da cuenta de que ha de buscar su propio camino hacia la creatividad, sólo que no es un camino, sino una selva tupida de plantas espinosas. Entonces Uno se da cuenta de que la lógica, el razonamiento y el ingenio no son sus mejores herramientas.
A la sazón, hay una anécdota que leí en "La Práctica del Relato", de Ángel Zapata (imprescindible), sobre Carl Gustav Jung. Jung visitó en una ocasión a los indios Pueblo de Nuevo México. Hizo buenas migas con un jefe de tribu llamado Lago de Montaña (ya sabeis como son estos jefes de tribu con los nombres...). Cuando ya tenían confianza entre ellos, un día el jefe de tribu le dijo a Jung:
-Los americanos están locos; dicen que piensan con la cabeza.
-¿Y ustedes con qué piensan? -le preguntó Jung.
-Con esto, naturalmente -le contestó Lago de Montaña, señalándose el corazón.

Bueno, eso es lo que yo veo que, de algún modo, transmiten las palabras de Borges que incluyo más abajo. Ahí lo dejo.


Borges:
"Empieza por una suerte de revelación. Pero uso esa palabra de un modo modesto, no ambicioso. Es decir, de pronto sé que va a ocurrir algo y eso que va a ocurrir puede ser, en el caso de un cuento, el principio y el fin. En el caso de un poema, no: es una idea más general, y a veces ha sido la primera línea. Es decir, algo me es dado, y luego ya intervengo yo, y quizá se echa todo a perder.
En el caso de un cuento, por ejemplo, bueno, yo conozco el principio, el punto de partida, conozco el fin, conozco la meta. Pero luego tengo que descubrir, mediante mis muy limitados medios, qué sucede entre el principio y el fin. Y luego hay otros problemas a resolver; por ejemplo, si conviene que el hecho sea contado en primera persona o en tercera persona. Luego, hay que buscar la época; ahora, en cuanto a mí "eso es una solución personal mía", creo que para mí lo más cómodo viene a ser la última década del siglo XIX. Elijo "si se trata de un cuento porteño", lugares de las orillas, digamos, de Palermo, digamos de Barracas, de Turdera. Y la fecha, digamos 1899, el año de mi nacimiento, por ejemplo. Porque ¿quién puede saber, exactamente, cómo hablaban aquellos orilleros muertos?: nadie. Es decir, que yo puedo proceder con comodidad. En cambio, si un escritor elige un tema contemporáneo, entonces ya el lector se convierte en un inspector y resuelve: "No, en tal barrio no se habla así, la gente de tal clase no usaría tal o cual expresión."
El escritor prevé todo esto y se siente trabado. En cambio, yo elijo una época un poco lejana, un lugar un poco lejano; y eso me da libertad, y ya puedo fantasear o falsificar, incluso. Puedo mentir sin que nadie se dé cuenta, y sobre todo, sin que yo mismo me dé cuenta, ya que es necesario que el escritor que escribe una fábula "por fantástica que sea" crea, por el momento, en la realidad de la fábula."

2 comentarios:

La Gata Insomne dijo...

Hola
vengo a devolver la visita y me encuentro esta maravilla de Blog. Ya me hago asidua.

Soy psicóloga y de orientación junguiana, allí el EGO, YO, RAZÖN, ESPÍRITU, no van pal baile
hay "algo" más allá de nuestro mínimo EGO que dispone.
En mi práctica, me robé el dicho de Jug para mis pacientes "pensar con el corazón", es decir ni pura emoción ni pura razón.

Te anuncio desde hoy que navego sin banda ancha, por lo que leo pero me cuesta dejar comentarios, pero realmente es un blog muy interesante

saludos

y qué más da... dijo...

Muchas gracias por la visita y por el comentario, Gata Insomne. Bueno, espero que me recomiendes buenas lecturas sobre Jung. Yo, por mi parte, estoy empezando a hacer mis pinitos en torno a Lacán...
Por otra parte, para mí "pensar con el corazón" ha sido todo un descubrimiento, la verdad. Como tú dices: "ni pura emoción ni pura razón".

Gracias,y espero verte por aquí.

Frase de hoy

"Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que permiten hablar sin tener que pensar". Dashiell Hammett.