jueves, junio 26, 2008
jueves, junio 19, 2008
Los Premios Ejército. En serio...
Pues en esta mañana, que igual está soleada que con cielo enceodosado, ya digo, la estupidez ha madrugado más que yo, más de lo habitual y me ha jodido la esperanza bien tempranito. Sin más, os presento la última noticia que ofrece el medio digital http://www.nortecastilla.es/ para Castilla y León. Redoble de tambores castrenses y:
¿Qué más se le puede pedir a la vida? No tenía ni idea de que existieran (¿debería decir “aún”?) unos premios Ejército (pronúnciese “¡EJEERCITOO!” al modo en que lo haría Fernando Fernán Gómez para remarcar el patetismo decadente de tan ilustre institución) Y no se trata de un certamen cualquiera, no, es uno, grande y... a nivel nacional (algo lógico, si se piensa un poco, claro. No iba a dividirse un premio Ejército en otros tantos premios autonómicos disgregantes que puedan causar la desintegración de la unidad patria ¿verdad? No podríamos permitir semejante desfachatez –esto también se puede pronunciar a lo Fernando Fernán Gómez, sí-)
¿Por dónde iba? Ah, ya:
“Los premios Ejército –continúa la noticia- pretende propiciar la creación artística y literaria referida a las múltiples facetas del Ejército, así como el conocimiento y la divulgación de la vida militar.”
“Los galardones se entregarán hoy en una ceremonia en el Cuartel General del Ejército de Tierra, en el Palacio de Buenavista de Madrid. El colegio recibirá 3.900 euros, un trofeo y un diploma acreditativo”
Pero aún hay más. Varios medios se hacen eco de la noticia. Hay un detalle que me ha emocionado especialmente. Informa EUROPA PRESS:
“Otro de los protagonistas de la gala será el escritor y académico Arturo Pérez Reverte, quien recibirá de manos del jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), general de Ejército Carlos Villar Turrau, el sable de oficial general que se concede cada año como 'Distinción especial' a la persona, entidad u organismo que se haya caracterizado por "su vinculación al Ejército de tierra, colaborando con sus trabajos o aportaciones, a mejorar su prestigio o apoyando la divulgación de los Premios Ejército a lo largo de su historia".
Hasta aquí puedo leer.
Publicado por y qué más da... en 10:27 a. m. 16 comentarios
miércoles, junio 18, 2008
Fragmento de "La Muerte de Ivan Ilich"
No sé por qué, hoy este fragmento me está revolviendo algo...
Su recuerdo me ha asaltado muy temprano, se ha duchado conmigo, calzado mis zapatos, me ha agarrado de la manita y se ha venido en el metro conmigo para sentarse a esta mesa de oficina desde la que miro este mudo en red [ado].
El silogismo aprendido en la Lógica de Kiezewetter: «Cayo es un ser humano, los seres humanos son mortales, por consiguiente Cayo es mortal», le había parecido legítimo únicamente con relación a Cayo, pero de ninguna manera con relación a sí mismo. Que Cayo -ser humano en abstracto- fuese mortal le parecía enteramente justo; pero él no era Cayo, ni era un hombre abstracto, sino un hombre concreto, una criatura distinta de todas las demás: él había sido el pequeño Vanya para su papá y su mamá, para Mitya y Volodya, para sus juguetes, para el cochero y la niñera, y más tarde para Katenka, con todas las alegrías y tristezas y todos los entusiasmos de la infancia, la adolescencia y la juventud. ¿Acaso Cayo sabía algo del olor de la pelota de cuero de rayas que tanto gustaba a Vanya? ¿Acaso Cayo besaba de esa manera la mano de su madre? ¿Acaso el frufrú del vestido de seda de ella le sonaba a Cayo de ese modo? ¿Acaso se había rebelado éste contra las empanadillas que servían en la facultad? ¿Acaso Cayo se había enamorado así? ¿Acaso Cayo podía presidir una sesión como él la presidía?
Cayo era efectivamente mortal y era justo que muriese, pero «en mi caso -se decía-, en el caso de Vanya, de Iván Ilich, con todas mis ideas y emociones, la cosa es bien distinta. y no es posible que tenga que morirme. Eso sería demasiado horrible».”
(Leon Tolstoi)
Publicado por y qué más da... en 9:36 a. m. 2 comentarios
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viernes, junio 13, 2008
Cadenas
Publicado por y qué más da... en 10:16 a. m. 10 comentarios
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jueves, junio 12, 2008
Hay que joderse con el género (y no tiene nada que ver con la ministra de igualdad...)
Publicado por y qué más da... en 4:41 p. m. 1 comentarios
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miércoles, junio 11, 2008
Algo de color...rojo
Después de más de un año en marcha, hoy me he dado cuenta de que algo había que hacer con este blog para que no me resultara tan "siempre-lo-mismo". Lo miraba a ratos, entre café y café, y no podía evitar que me resultara un poco aburrido. Así que, a media mañana, por fin, he decidido ponerle un poco más de rojo por aquí y por allá–de eso que no falte-, recolocar las cosas de otra manera, renovar las ganas de seguir y, a ser posible, mejorar con lo aprendido hasta el momento -total nada...
No es una nueva etapa, el cambio no da para tanto; pero sí un nuevo aspecto y un chute de ánimo para dedicar más tiempo e ilusión a este medio que, en realidad, me ha dado más placer de lo que esperaba. Gracias a este espacio he estado en contacto con mucha gente interesante con cosas que decir.
Eso, y que hoy me aburría mucho en la oficina y no tenía ganas de trabajar, claro.
Publicado por y qué más da... en 4:25 p. m. 6 comentarios
Etiquetas: Sublevación
viernes, junio 06, 2008
Soy Rey de Roma
"He meditado hoy, en una pausa del sentir, sobre la forma de prosa que utilizo. Realmente, ¿cómo escribo? Tuve, como otros muchos han tenido, la intención depravada de querer tener un sistema y una norma. Es cierto que escribí antes de la norma y del sistema; en eso, sin embargo, no soy diferente de los otros.
Analizándome al atardecer, descubro que mi sistema de estilo asienta en dos principios, e inmediatamente, y a la buena manera de los buenos clásicos, erijo esos dos principios en fundamentos generales de todo estilo: decir lo que se siente exactamente como se siente -con claridad, si es claro; oscuramente, si es oscuro; confusamente, si es confuso-; comprender que la gramática es un instrumento, y no una ley.
Supongamos que veo frente a nosotros una muchacha de maneras masculinas. Un ser humano vulgar dirá de ella: “Aquella muchacha parece un chico”. Otro ser humano vulgar, ya más próximo a la conciencia de que hablar es decir, dirá de ella; “”Aquella muchacha es un chico”. Otro más, igualmente consciente de los deberes de la expresión, pero más animado por el apego a la concisión, que es la lujuria del pensamiento, dirá de ella: “Aquel chico”. Yo diré: “Aquella chico”, violando la más elemental de las reglas de la gramática, que ordena que haya concordancia de género y número entre el sustantivo y el adjetivo. Y habré dicho muy bien: habré hablado en absoluto, fotográficamente, lejos de la vulgaridad, de la norma y de la cotidianidad. No habré hablado, habré dicho.
La gramática, definiendo el uso, establece divisiones legítimas y falsas. Divide, por ejemplo, los verbos en transitivos e intransitivos; sin embargo, el hombre que sabe bien decir tiene muchas veces que transformar un verbo transitivo en intransitivo para fotografiar lo que siente, y no para, como el común de los animales hombres, ver a oscuras. Si quiero decir que existo, diré “Soy”. Si quiero decir que existo como alma separada, diré “Yo soy”. Pero si quiero decir que existo como entidad que a sí misma se dirige y forma, que ejerce ante sí misma la función divina de crearse, ¿cómo he de emplear el verbo “ser” sino convirtiéndolo súbitamente en transitivo? Y entonces, triunfalmente, antigramaticalmente supremo, diré “Me soy”. Habré expresado una filosofía en dos breves palabras. ¿No es esto preferible a no decir nada en cuarenta frases? ¿Qué más puede exigirse de la filosofía y de la dicción?
Obedezca a la gramática quien no sabe pensar lo que siente. Sírvase de ella quien sabe mandar en sus expresiones. Cuéntase de Segismundo, Rey de Roma, que habiendo cometido, en un discurso público, un error gramatical, respondió a quien se lo hizo notar: “Soy Rey de Roma, y estoy por encima de la gramática”. Y la historia cuenta que desde entonces pasó a ser conocido como Segismundo “Supa-grammaticam”. ¡Maravilloso símbolo! Cada hombre que sabe decir lo que dice, es, a su modo, Rey de Roma. El título no es malo, y el alma es serse. "
Publicado por y qué más da... en 10:50 a. m. 3 comentarios
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lunes, junio 02, 2008
Quim Monzó en la Feria del Libro de Madrid
Pero este sábado en la mañana, contra el pronóstico del tiempo, la necesidad urgente de abastecerme de alimentos, y la preferencia personal de ir a la Feria del Libro un martes por la tarde junto a mi padre, me doy una vuelta por El Retiro. Accedo a los jardines por una de las entradas de Menéndez Pelayo, subo hasta el Paseo del Duque de bla,bla,bla... y ¡Ssssplash!, nada más sumergirme en el fluir errático de “mira-casetas” con patas, giro a la derecha y
¿De qué habla un desconocido con un maestro del anti-tópico como Monzó? De tópicos, por supuesto: el siempre socorrido víacrucis del escritor de relatos para encontrar editor, las costumbres lectoras de la época, la mediocridad y/o la petulancia, etc.
Monzó ha pasado un época “de mierda”, con sus padres en un geriátrico en la recta final de sus vidas y, como él mismo dice, eso se refleja, aunque con humor, en Mil Cretinos, su última colección de relatos. En ese tiempo de acompañar a sus padres tomó muchas notas útiles para analizar al ser humano. Para Quim Monzó, el estado de ánimo, más allá de esta época difícil pasada suya, siempre se refleja en la atmósfera que envuelve la obra. Admite, claro, tener otros relatos anteriores más alegres, pero siempre conservando “un algo jodidillo, porque si no...”.
Para entonces, las dos señoras de Barcelona que tenía literalmente subidas a la espalda ya me hacen daño con sus miradas de cuchilla gillette y me tengo que despedir.
¡Qué pena, a saber cuándo vuelvo a tener otra coincidencia como esta un sábado en la mañana!
Nota 1: he intentado ser lo más fiel a los diálogos que he podido, y creo que me ha ido bien. Lo he hecho, por un lado, por mantener un cierto rigor en el blog; por respeto, también; pero, sobre todo, porque Quim Monzó amenazó con entrar en el blog y desmentir todo lo que escribiera, e incluso acusarme de haberme ido sin pagar el libro, lo cual no puede ser cierto, porque las señoras de detrás no hubiera dejado pellejo en mi cuerpo.
Nota 2: si uno se fija en la foto, la coronilla que asoma por detrás de la pantalla de libros es la de Paul Preston. ¡Menuda caseta! Me la hubiera llevado a casa.
Publicado por y qué más da... en 1:40 p. m. 9 comentarios
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