lunes, enero 19, 2009

Relatividad o Cuando los relatos se escriben casi por sí solos...

“Le avergonzaba que lo vieran así”

Miguel Ángel G., chileno de 62 años y guardia de seguridad padeció hipo crónico por más de dos años. Según el testimonio de la familia, durante ese tiempo Miguel Ángel probó todo tipo de tratamientos médicos: tomó pastillas, se inyectó calmantes musculares. Incluso recurrió a algunos remedios caseros, como dejar que alguien lo asustara o tomar agua con el vaso del revés. Pero nada pudo evitar que el viernes pasado se colgara de un viga en la empresa en la que trabajaba.
“Además del hipo no tenía ningún problema”, señaló su hija Judith a los medios locales.

(Fuente: Agencia AFP, enero 2009)

viernes, enero 09, 2009

Sobre la existencia de dios (sí, con minúscula...)

Ante la polémica de los autobuses de creyentes y ateos, el autobús pos-nihilista...

miércoles, enero 07, 2009

Gaza

Estos días injustos vuelvo a recordar ciertos momentos de universidad, sobre todo cuando, ya en el segundo ciclo de carrera, tenía claro que quería especializarme en estudios internacionales. Hasta entonces no había estudiado NUNCA nada centrado en la historia de los países árabes, del Magreb, de la zona del Mediterráneo, etc. Nada, y sin embargo estaba harto de darle vueltas a la historia de Europa, de la Sociedad de Naciones, de las guerras mundiales, etc. Por estas fechas leía por primera vez al recientemente fallecido Huntington y su manido Choque de Civilizaciones. Estoy hablando de un segundo ciclo de universidad como primer momento de acercamiento académico real al mundo árabe y no sólo a sus relaciones más destacadas con nuestro bonito y predilecto occidente, y eso sólo por no haber elegido una especialidad tal como análisis político, en cuyo caso podría haberme licenciado sin saber nada del mundo que nos rodea. No sé a vosotros, pero a mí me parece extremadamente tarde para abrir los ojos y mirar al vecindario. Se supone que de aquellas hornadas de estudiantes deberían salir los futuros politólogos, ya con un criterio formado y eminentemente cojo. Reconozco que hasta entonces tampoco tenía prácticamente ni idea del conflicto árabe-israelí. Es la pura verdad, y a poco que uno pregunte a unas cuantas personas al azar se da cuenta de que eso es lo normal, no tener ni idea, haber escuchado cosas, aquí y allá, pero nada más profundo. Todo el mundo tiene una opinión al respecto, claro, aun sin tener argumentos para ello. Bueno, esto tampoco debe sorprendernos a estas alturas ¿verdad? Recuerdo la indignación que comenzó, que nació en mí y creció, al ir descubriendo cómo ese sentimiento de superioridad tan occidental (ese sentimiento que tantas veces ha hecho que nos olvidáramos de otros puntos de vista, de la dignidad y los derechos de otros pueblos...) había permitido que se gestara el conflicto hoy enquistado entre Israel y los países árabes. Entre los partidarios de la causa judía se daba por hecho desde sus comienzos que los paletillos palestinos estaban obligados ceder su espacio a la evolución de un pueblo refinado como el judío sionista (acabo de ganarme el apelativo de antisemita, seguro). Lo sencillo hoy es, haciendo gala del mismo sentimiento de superioridad demostrado en su día por una Inglaterra codiciosa y manipuladora de alianzas, por una Sociedad de Naciones paternalista y falsa, y de la falta de conocimiento de la historia de este conflicto, mirar a otro lado y hacer responsable a Hamás de la actitud asesina (qué bonito eufemismo el de los “asesinatos selectivos” que tan de moda están desde el año 2000, cuando Israel puso en práctica los asesinatos extrajudiciales que violaban la Convención de Ginebra) y aniquiladora de cualquier realidad Palestina que se cruce en sus planes perversos. Lo que está llevando a cabo Israel en Gaza estos días se llama terrorismo de estado y demuestra la falta absoluta de respeto hacia la vida de los civiles palestino. Sigue vigente el sentimiento de superioridad Israelí sobre la población Palestina, sentimiento avivado por el respaldo incondicional de los Estados Unidos de América y la falta de escrúpulos de la comunidad internacional para no elevar el tono ante la voz de su amo. Una vez más, y van demasiadas, la ONU ha demostrado su incompetencia y ha demostrado que está de más, que sobra, que su existencia carece de sentido. Por todo ello condeno con firmeza la barbarie y la actitud asesina del estado Israelí, acuso de complicidad a toda la comunidad internacional y muestro mi apoyo al mil veces humillado pueblo palestino.

lunes, enero 05, 2009

Año nuevo... (una tontada de relato)

El 1 de enero me desperté con resaca. Juro que no había bebido nada la noche anterior, cargado como estaba de antibióticos y analgésicos a causa de una gripe recién promovida a bronquitis aguda (no sé si existen otros tipos de bronquitis, llanas o esdrújulas). Por supuesto, el dinosaurio aún estaba allí, donde tenía que estar, y me miraba, como siempre, con sus ojos de resaca. El dinosaurio tampoco había bebido una gota de alcohol, estoy seguro de ello, pero él siempre tiene los mismos ojos de resaca milenaria al despertarse, cada mañana. Si hago memoria, desde la primera vez que lo vi a mi lado, hace décadas, siempre he dado por supuesto que ese despertar penoso del dinosaurio se debía a otro tipo de intoxicación no necesariamente etílica, a una especie de embriaguez crónica, provocada quizá por el exceso de días vividos, de días sumados unos a otros ya sin placer, como quien suma el humo de un cigarrillo más (cientos...) o una ginebra a otra cuando las bebe a oscuras en el salón de casa. Esto no era más que una hipótesis, desde luego, pero me parecía en cierto modo lógico que a su organismo le resultase difícil asimilar, madrugada tras madrugada, otro día más de vida como el único espécimen condenado a resistir a fuerza de literatura. Como digo, el dinosaurio me miró y yo miré al dinosaurio, incapaces ninguno de los dos de levantar siquiera la cabeza de la almohada. Estuvimos así mucho rato, en la misma postura que nos obligaba a miranos frente a frente, con los ojos entornados. Un esqueleto de luz comenzó a filtrarse en la habitación a través de la persiana, inundando la pared y dos tercios de la puerta. Durante horas la luz fue avanzando muy despacio en diagonal hacia los pies de la cama, se subió a la colcha, dibujó el volumen de nuestros cuerpos acurrucados y regresó debilitada a la persiana. Lo único que se escuchó en ese tiempo fue el aire convertido en silbido al recorrer el laberinto de mis pulmones inmaduros. A pesar de todo, el dinosaurio y yo seguimos mirándonos. Pude percibir como el sueño pesaba de nuevo sobre él y le hacía cerrar los ojos de tanto en tanto, hasta que su respiración terminó por hacerse aún más lenta y se quedó completamente dormido, digiriendo otro día absurdo. Cuando se despertó de nuevo, yo ya no estaba allí.

(He estado de vacaciones unos días y otra semana fuera de combate por culpa de la gripe. Os pido disculpas por mi ausencia y os agradezco los comentarios que habéis dejado aquí durante ese tiempo. Un fuerte abrazo a todos)

Frase de hoy

"Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que permiten hablar sin tener que pensar". Dashiell Hammett.