viernes, junio 13, 2008

Cadenas

Esta semana, otros tantos aspirantes a universitario han tenido que pasar ese mal trago de enfrentarse al fantasma podrido de la selectividad. De entre ellos, a quien más y a quien menos, ese espectro cretrino y mohoso le venía rondando el umbral, amenazante, haciendo sonar sus cadenas oxidadas, desde hacía meses, si no algunos años. Me entran ganas aquí de ejercer de “abuelocebolleta” y contar en detalle mis experiencias –en plural, que me presenté una segunda vez para subir la nota- con el tema; pero me contengo, al menos todo cuanto puedo. Lo más común, ahora como entonces, es escuchar pestes de las pruebas de humanidades. Es comprensible, teniendo en cuenta el modelo educativo que impera. A unas mentes acostumbradas al 2+2=4, al abrigo confortable de las fórmulas, la repetición, los patrones, la clasificación, etc., etc., un comentario de texto es algo tan etéreo, tan inaprensible y fuera de órbita, como el trance en una sesión de espiritismo. Sólo aquellos que son una especie de médium de lo abstracto se enfrentan a la tarea sin pavor. Lo desconocido asusta: a mí me asustan aún ciertas ecuaciones con signos fascistas. Sin embargo, disfrutaba como alguien libre cuando tocaba hacer las pruebas de historia del arte, de latín y, ya el summum, el comentario de texto, en el que podías comparar un fragmento de Cela con la menopausia de tu madre, si tenías los huevos de encontrarle una convergencia. No me imagino cuánto podría haber disfrutado si aquel día, en ese aula magna con olor a un futuro embustero, hubiera tenido delante, como una aparición de otro mundo, un relato de Mil Cretinos, como les ha ocurrido a los estudiantes barceloneses con el ejercicio de lengua catalana y literatura. Olivetti, Moulinex, Chaffoteaux et Maury, de Monzó, ya figuró hace dos años como lectura obligatoria en el preparatorio para la selectividad. Entonces llegaron los salvadores de almas ultracatólicos y calificaron el texto como “pornográfico” y otras estupideces más del aplio espectro que manejan. Ante esta obsesión sexual y represiva -digna de diván-, el texto quedó fuera del examen. Este año no. Este año, además, a los examinados se les instaba a extenderse en el análisis de las diferencias entre el cuento y la novela. Esto sí que me da miedo. Aunque, fantasmas a parte, de verdad, pagaría por poder leer las respuestas a este ejercicio.

10 comentarios:

Raúl dijo...

Cierto. Leyendo tu entrada, se han de hacer verdaderos esfuerzos para no cometer el atropello de ponerse a contar "batallas preuniversitarias".
Conforme también con la crítica al sistema (yo incluso hubiera sido más vehemente, creeme).
Saludos.

y qué más da... dijo...

Eso sí que lo tengo que contener, Raúl: la vehemencia. Ya no podía soportarme a mí mismo. No dejaba pasar ni una y estuve a punto de volverme loco. Ahora, antes de arremeter contra todo me tomo una tilita... Llegar a decir esto me ha costado una pasta en psiconálisis...
Un saludo,

Arilena dijo...

¡Qué auténtica delicia! Monzó en el ejercicio de lengua de selectividad...

Aunque discrepo. Ahora no hay "pobres estudiantes que se juegan la vida en selectividad". Los exámenes son demasiado fáciles. El comentario de texto te lo aprendes de memoria, el comentario del libro te lo aprendes de memoria. Filosofía igual...

EC dijo...

Enhorabuena por tu blog David. Me he alegrado de encontrarlo.

Saludos

y qué más da... dijo...

ANA: Yo hace tiempo que lo hice, Ana, y entonces tampoco era muy difícil; pero al menos los ejercicios tipo comentario de texto, latín, etc. no valía con que te los aprendieras de memoria. Claro, que la tendencia si apuntaba a esto que me cuetas.
En cuanto a lo primero que me dices, me he debido explicar mal. No quiero decir exacatmente que los estudiantes se juegen el futuro, sino que, precisamente, se les incita a creer que lo hacen, a pesar de que ese futuro zanahoria tiene poco margen de juego. ¿En tu caso no ha sido así? en el mío sí, pero como simpre he sido bastante nihilista, no me dejó mucho poso.

EC: gracias por pasar por aquí. ¿No hay forma de ver tu blog?

Un saludo,
David

Humanoide dijo...

Y llaman universidades...
a criaderos de mutantes!!!

y qué más da... dijo...

En ese sentido, humanoide, nuestras "universidades" son grandes criaderos, sí. Por lo general los mutantes nos salen de allí bien gorditos, deshumanizados, con el credo del capital digerido, más que aprendido -que aprender se aprende poco, la verdad, aunque ya sea un tópico decirlo-. Pero a veces, las menos, hay alguno que, por ejemplo, encuentra la forma de salir de esa cadena de producción y se convierte igual en escritor, indigente o marciano.

Anónimo dijo...

Todo esto me recuerda a un fragmento de Cortázar en su "Pérdida y recuperación de pelo":

"Basta pensar en la alegría que eso nos produciría, en el asombrado cálculo de los esfuerzos ahorrados por pura buena suerte, para escoger, para exigir prácticamente una tarea semejante, que todo maestro consciente debería aconsejar a sus alumnos desde la más tierna infancia, en vez de secarles el alma con la regla de tres compuesta o las tristezas de Cancha Rayada."

En cualquier caso, es innegable que la educación es un picor que nunca debería aliviarse.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Todo esto me recuerda a un fragmento de Cortázar en su "Pérdida y recuperación de pelo":

"Basta pensar en la alegría que eso nos produciría, en el asombrado cálculo de los esfuerzos ahorrados por pura buena suerte, para escoger, para exigir prácticamente una tarea semejante, que todo maestro consciente debería aconsejar a sus alumnos desde la más tierna infancia, en vez de secarles el alma con la regla de tres compuesta o las tristezas de Cancha Rayada."

En cualquier caso, es innegable que la educación es un picor que nunca debería aliviarse.

Un saludo.

y qué más da... dijo...

De acuerdo contigo, Levita, pero siempre que esa educación no se convierta en adiestramiento, aunque quizá sea tarde ya para desear tal cosa.
Qué grande Cortazar.
Un saludo,

David

Frase de hoy

"Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que permiten hablar sin tener que pensar". Dashiell Hammett.