Homo Ludis: La Seriedad del Juego
"Hay un viejo juego, que yo sigo practicando con resultados que me asombran, que es lo que alguien llamó la "poetomancia". O sea, tomar un libro de poemas, cualquier libro de poemas, cerrar los ojos, abrirlos y poner el dedo en un verso y leer ese verso; es impresionante la cantidad de veces que en mi caso, el verso en el que caigo me ilumina un futuro inmediato o me aclara un pasado o me muestra cuál es mi presente, entonces ¡cómo no creer en el poder del lenguaje! cuando ese simple juego se vuelve una cosa seria. "
"Yo sé automáticamente cuando me pongo a la máquina que tengo una idea general de un cuento que me obsesiona, esa es la "cosquilla", que me obliga a escribirlo; pero también sé, sin poder dar ninguna explicación racional, si ese cuento lo voy a escribir en primera persona o en tercera. Eso lo sé, lo sé sin razones, sé perfectamente que voy a empezar a hablar de mi "yo", o bien voy a empezar a hablar de algún punto o algún tema. Y eso no tiene explicación, eso se da así."
"Por lo que a mí se refiere, la idea que yo me hago del cuento y la forma en que lo realizo es siempre un orden muy cerrado. Por ahí he escrito que para mí un cuento evoca la idea de la esfera, es decir, la esfera, esa forma geométrica perfecta en la que un punto puede separarse de la superficie total, de la misma manera que una novela la veo con un orden muy abierto, donde las posibilidades de bifurcar y entrar en nuevos campos son ilimitadas. La novela es un campo abierto verdaderamente; para mí, un cuento, tal como yo lo concibo y tal como a mí me gusta, tiene límites y, claro, son límites muy exigentes, porque son implacables; bastaría que una frase o una palabra se saliera de ese límite, para que en mi opinión el cuento se viniera abajo. Y he visto muchos cuentos venirse abajo por eso, por destruirlo todo en el último momento, por ejemplo, con una tentativa de explicación de un misterio, cuando el misterio era más que suficiente en el cuento, cada uno podría encontrar allí su propia lectura, su propia interpretación. Hay gente que malogra cuentos, poniéndolos excesivamente explícitos, entonces la esfera se rompe, deja de ser el orden cerrado. "
"Cada escritor tiene su propia idea del cuento. En mi caso, el cuento es un relato en el que lo que interesa es una cierta tensión, una cierta capacidad de atrapar al lector y llevarlo de una manera que podemos calificar casi de fatal hacia una desembocadura, hacia un final. Aunque parezca broma, un cuento es como andar en bicicleta, mientras se mantiene la velocidad el equilibrio es muy fácil, pero si se empieza a perder velocidad ahí te caes y un cuento que pierde velocidad al final, pues es un golpe para el autor y para el lector."
" Por un lado me doy cuenta de que con los años y por el hecho, quizás, de haber escrito ya tantos cuentos, estoy trabajando de una manera más seca, más sintética. Me doy cuenta al escribir que cada vez elimino más elementos, no diré de adorno, pero sí elementos de estilo que al comienzo de mi trabajo se hacían ver, se hacían sentir, y que tal vez le daban más follaje, más savia a los cuentos; algún crítico me ha señalado que estoy escribiendo de una manera muy seca, con lo que quiere decir, demasiado seca; no creo que sea demasiado. Tengo la impresión de que he llegado a un momento en que digo lo que quiero decir y no necesito agregar una sola palabra más. Tengo la impresión también de que los lectores actuales, los lectores que ahora se interesan por la literatura, sobre todo por la latinoamericana, están altamente capacitados para seguir ese estilo, ya no necesitan el floripondio romántico ni el desborde de tipo barroco. Yo creo que el mensaje puede llegar directamente y con toda intensidad, con lo cual no quiero decir que mi manera de escribir sea la única que me parece válida, muy al contrario. Pero desde luego hay una evolución, espero que los críticos no digan que es una involución, pero no me toca a mí saberlo. "
9 comentarios:
1.- Los maestros, a veces también son sabios.
2.- Me pregunto si entenderlos, hacer suyas sus reflexiones o consejos, es síntoma de vanidad.
3.- Y por último, la metáfora de la bicileta, además de preciosa, es la mar de apropiada.
Para evitar ser vanidoso, Raúl, yo procuro tener muy presente que casi todas las ideas que pueda manejar, las reflexiones, son prestadas. Los consejos de Cortazar sobre todo sirvieron a Cortazar, supongo. Para mí escucharlo, leer sus textos, es vislumbrar un destello. Se ilumina la oscuridad sólo por un instante. Después todo vuelve a ser como era. Si uno pudiera agarrar ese pedazo de certidumbre...
Me quitas un peso de encima. Haré mío tu método (el de la humildad, lo llamaremos) y tataré entonces de no sentirme mal cada vez que el consejo de un maestro me haga creer que podría ser yo quien lo diera.
Buen fin de semana David.
No es casualidad, supongo. Pienso más bien que cuando algo parecido a una obsesión nos ocupa la mente, las respuestas que parecían escondidas van apareciendo por todas partes.
Llevamos hace meses un amigo y yo dándole vueltas al tema de lo críptico en los cuentos. A esa satisfacción inquieta con la que damos por acabado un relato que deja al lector algún trabajo por hacer. Que incluso al autor le permite introducirse por las rendijas que ha dejado abiertas.
Leer a Cortázar siempre anima, en estos casos.
Aunque es cierto: es un destello, la seguridad de que por ahí hay un camino. Solo eso, luego hay que avanzar sin linternas y aceptar la aventura.
María: esos finales, cuando son acertados, resultan estimulantes. A mí personalmente me gustan. Sin embargo, el riesgo de perseguirlos también es alto. Acabar de esa forma un relato es todo un arte ¿no crees? Para mí, esos finales son de los que no se buscan , sino que aparecen, de forma casi abrupta, y ya no te permiten seguir adelante con la historia. Entonces sabes que el relato debe acabar ahí, sin más, para que sea el lector quien comience a tejer y destejer posibilidades en su cabeza. El relato termina ahí, pero tienes la sensación de que es ahí precisamente donde podríanigualmente comenzar mil historias más.
Quizá no es exactamente esto, pero me vienen a la mente dos cosas. La primera, una cita de Isaac Babel:
"Ningún hierro puede despedazar tan fuertemente el corazón como un punto puesto en el lugar que le corresponde."
La segunda es el realto de Carver "Desde donde llamo", que termina con una llamada telefónica en la que dice: "«Hola, cariño», le diré cuando conteste. «Soy yo.»"
La primera vez que leí este relato me impactó mucho el final. Creo que ese «Soy yo.» la da la esferidad, de la que habla Cortazar, al relato.
Levita: de veras siento que estos fragmentos no te hayan aportado nada. Yo los he colocado aquí precisamente por todo lo contrario. Para mí tienen bastante significado. Quizá me haya equivocado, quizá yo interprete en ellos más de lo que hay. Es cierto que existen otros textos de Cortazar que pudieran ser más ricos, más deslumbrantes, si quieres (puede que, con el tiempo, algunos de aquellos vayan entrando en este blog. Ya ha habido otros. Por ejemplo, una conferencia que dio en Madrid acerca del valor de las palabras). No había querido introducir explicaciones a pie de página, al colocar estos fragmentos que he escogido, para no dirigir la atención hacia nada que yo pudiera interpretar y que, por otro lado, carecería de importancia aquí. Pero ahora que lanzas esa pregunta, te diré que estos fragmentos los he extraído de una entrevista que se le hizo a Cortazar en 1983, un año antes de su muerte, y opino que ahí es donde está la clave de esa “sequedad” de la que estamos hablando. Creo que en ellos, en los fragmentos, se puede ver a un Cortazar que durante su vida ha explorado de forma casi obsesiva los límites del cuento y del ser, del animal social, hasta donde ha podido (no lo digo en plan pedante, lo del ser y el animal social). A esas alturas el escritor se desprende de lo que el llama “follaje”, de los artificios retóricos (no así de lo poético, creo yo), despluma al faisán de la literatura y también del activismo político, y se decanta por una forma de vivir y un tipo de escritura netas (“limpio, puro, claro y bien definido”, como dice la RAE). En ningún momento Cortazar, sin embargo, aboga por que el resto de escritores adopten esta postura. Es algo muy personal e íntimo, algo que resulta necesario para él, es algo que en su escritura debe ser así, sin querer establecer con ello corrientes de vanguardia ni nada parecido. Para mí ese es el mensaje no dicho. Me identifico que una frase de Kafka que dice que “La literatura es siempre una expedición a la verdad”. Lo cierto es que esa verdad nunca se halla, porque nunca toma forma, no existe, claro (yo lo imagino con forma de esfera de mercurio, tremendamente frío. Necesito darle esa forma). Pero siempre hay un intento de encontrarlo, de captar su esencia alguna vez, si acaso, de hallar un orden concreto en la disposición de unas cuantas palabras o frases que iluminen un fragmento de algo que parezca cierto, encontrar escondido en el texto algo que parece latir, algo que no se encuentra, por supuesto, de la forma en que yo estoy actuando ahora, al tratar de definirlo, pues no se esconde nunca en la acumulación de ideas más o menos cercanas. Si uno va directamente a ello más bien parece que se aleje en lugar de acercarse. Esa exploración a la verdad es la búsqueda del ser que ha perseguido siempre el hombre, el objeto de toda filosofía. Entiendo que en ese instante de su vida Cortazar no busca ya mera literatura, busca la literatura que le regala esos fogonazos de certidumbre, iluminaciones, algo que deja en la boca sabores a esencia del ser, aunque tal cosa no exista. Creo que en esa época Cortazar se hizo más sabio que escritor, incluso.
Otro día traeré otro tipo de texto más explicativo y más centrado en el arte de escribir, para compensar.
Un abrazo,
David
Paso por aquí tras unos días de vacaciones, en correspondencia a la cortesía de tu visita, y ha resultado de lo más grato el inesperado encuentro con Cortázar.
Me quedo por aquí un rato echando un vistazo.
Saludos.
Viajero Solitario: Muchas gracia spor el cumplido. Espero que encuentres algo por aquí que te haga disfrutar.
Saludos.
LEVITA: Se acepta la crítica en cualquier caso, por supuesto. Es más, se agradece el debate. No puedo dejar de estar de acuerdo contigo en que este Cortazar no muestra tanto el aspecto mágico y siempre desconcertante, de ruptura de reglas y salto al otro lado del espejo, que muestra en otros textos. Unas "instrucciones" ayudan poco a la escritura, desde luego. Aunque sí creo que la visión personal, la angustia de cada escritor por querer narrar algo de una forma concreta, ayuda, así como ver la trayectoria artística y de estilo que ha seguido a lo largo de su vida, porque a veces uno encuentra muchos puntos en común entre distintos escritores en este aspecto. Entiendo que aquí, por ejemplo, Cortazar apenas esboza su idea de la esferidad del cuento, es verdad. En ese sentido es poco ilustrativo aquí. En alguna parte tengo un cuaderno con unos fragmentos que he ido rescatando de Cortazar acerca del arte de escribir. Si doy con ello, me comprometo a copiarlos aquí.
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