jueves, junio 02, 2011

Phuoc


Nadie se fija en el novicio Phuoc, que continúa como hechizado ante una nube mágica de libélulas color turquesa. Junto a la orilla del río Perfume, al pie de la pagoda de Thien Mu, el día avanza y él, Phuoc, ni siquiera se da cuenta de haber faltado ya a dos horas de meditación y otras cuatro de estudio.

Pero no hace nada especial allí. Solo mira bajo el sol cómo en ocasiones se llegan a juntar las libélulas en grupos brillantes de treinta o cuarenta, o quizá más. Y como no sopla ni una pizca de brisa, las libélulas parecen flotar, inmóviles un minuto -como clavadas con alfileres a un cielo de felpa- -y al momento estallan todas a la vez en un vuelo errático, para volver a detenerse otro instante. Phuoc las observa con la boca abierta y deja que lo seduzca la magia del baile. El espectáculo lo repiten sin cesar para Phuoc. Una y otra vez. Hora tras hora. Solo cuando la tarde trae consigo una ligero viento del norte las libélulas comienzan a agitarse y, una a una, vuelan hacia la otra orilla. Se van y Phuoc queda solo. Las ve alejarse despacio sobre el agua, como a saltitos.

Sin embargo, cerca de la pagoda, las clases no han terminado aún. Phuoc se asoma al aula discretamente, a través de la ventana, y observa a los demás novicios como si hoy, no sabe por qué, le fueran en parte extraños. De pronto, incluso se le han pasado un poco esas ganas que tenía de convertirse en monje: tanto estudio pendiente, tanto sacrificio, tantas vidas por delante. ¡Qué pereza!, piensa, y aprovechando que sopla otra vez el viento del norte, levanta el vuelo.

Cualquiera podría ver como el novicio Phuoc, de un color turquesa brillante, vuela despacio hacia la otra orilla, sobre el agua, como a saltitos.

1 comentario:

Raúl dijo...

Frente a o cotidiano, el vuelo de una libélua... sí señor.

Frase de hoy

"Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que permiten hablar sin tener que pensar". Dashiell Hammett.