Lo digo y lo repito
La redundancia no es un defecto, todo lo contrario; pero siempre y cuando aquello que se repita sea, por demás, lo importante. Para mí repetirme resulta esencial, a qué negarlo, para diferenciar en lo que digo aquello que es básico de lo casual y quizá prescindible. Por eso vuelvo de cuando en cuando (ya se ha visto aquí) a hacer alusión a Beltor Brecht (gracias, amigo Luis, por descubrírmelo hace algún tiempo) y su famosa cita:
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.
Pocas cosas merecen ser repetidas tantas veces como todo aquello que alcanza el grado de genialidad, en cuanto que ideas cercanas a esa "Verdad" del ser que perseguimos los seres humanos.
Ayer, al condecorar al poeta uruguayo Mario Benedetti con la orden Francisco de Miranda, y al elogiar el carácter de luchadores de “toda la vida” de Oscar Niemeyer y Fidel Castro, Hugo Chávez echó mano también de esta sabiduría brechtiana de “los imprescindibles”. Chávez dijo en Montevideo, por ejemplo: “Benedetti es uno de los indispensables. Nosotros sigamos su ejemplo, luchemos toda la vida"; y añadió que "hace dos días le mandé una carta a otro de esos indispensables que cumplió 100 años, Oscar Niemeyer”; y que hoy, miércoles, estaría "almorzando con otro de estos indispensables", refiriéndose, por supuesto, a Fidel Castro.
La Orden de Francisco de Miranda, en su Primera Clase (la más alta distinción que otorga Venezuela a un extranjero) se la impuso Chávez a Benedetti en una ceremonia que se celebró en el Paraninfo de la capitalina Universidad de la República.
¡Qué grande, Benedetti! ¡Qué lástima que un genio así, además de imprescindible, sea irrepetible!
3 comentarios:
Me uno a tu proclama ¡Que grande Benedetti!
Me encanta la foto de Chavez y Benedetti, simboliza tanto...
Un saludo,
Pedro.
Totalmente de acuerdo contigo, Pedro. Un placer tu visita.
Un saludo,
David
Muy grande Benedetti!
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