martes, agosto 14, 2007

Acoso a Chávez: insulto a la inteligencia y la dignidad del pueblo


El avance discutible de la cruzada maquiavélica antichavista del Grupo Prisa vuelve a dejar regueros de porquería entre las páginas de su diario estrella, El País. En él, Francisco Peregil nos insulta hoy a todos ¡A TODOS! en un artículo que titula “La Revolución televisada”. El grupo Prisa, en la línea de los medios neoliberales con pellejo de cordero, demuestra sin vergüenza alguna cómo nos considera mentalmente inmaduros, incapaces de reconocer la verdad, el trigo, a base de levantar montañas de paja falsa.
No es casualidad este título “La Revolución televisada”, pues salta a las tinieblas [des]informativas precisamente negando lo innegable, la evidencia de que la manipulación informativa es el arma más potente que tienen ellos mismos, los terroristas de cuello blanco, para dominar el globo. Quiénes han distorsionado la verdad, cuando no fabricado sólo mentiras en Venezuela para eliminar al gobierno más legitimado en las urnas del mundo (no lo olvidemos, tanto si nos gustan las maneras de Chávez como si no), acusan a sus víctimas de ser los verdugos. Una vergüenza. Frente a la conspiración antichavista manejada en los medios, la única manera de colocar un contrapeso de forma y fondo puramente democrático es la que utiliza el gobierno de Venezuela, la difusión de lo que las cadenas privadas niegan, tapan y hacen desaparecer de sus fábricas de [des]información.
Ayer mismo hablaba yo por aquí (me lo recordó una conversación entre amigos) del famoso ministro de propaganda de Hitler, Goebbels, y de la máxima: "Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad". No hay nada distinto en la estrategia antichavista. Kim Bartley y Donnacha O`Briain (cineastas irlandeses) lo mostraron al mundo tras el golpe de estado abortado de 2002, en una cinta extraordinaria titulada “La Revolución no será transmitida” y que (ooohhhh casualidad) visualicé el domingo por la noche para tenerla hoy bien fresca en mi mente. Estos cineastas tuvieron acceso al mismísimo palacio presidencial para presenciar el golpe.
Como pequeña muestra, nada anecdótica, del bombardeo anti-izquierda de los medios, en la tercera edición del telediario de TVE de ayer una noticia se hacía eco del 81 cumpleaños de Fidel Castro, destacando la ausencia pública del Comandante y ridiculizando sin pudor la figura del mismo, tal como nos tienen acostumbrados. Acto seguido se pasó a hablar de la guerra fría y de ciertos documentos hechos públicos en los que se hacía mención a una orden escrita de disparar contra niños y mujeres en la vigilancia del muro fronterizo entre el este y el oeste. En definitiva, dos mensajes transmitidos: Castro representante de un terrorífico pasado que se resiste estúpidamente a ser superado; y como resumen de la guerra fría: disparen contra niños y mujeres.
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¿Cuántos sapos más nos tenemos que tragar?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

David, con todos mis respetos, me parece que acabas de caer en el mismo pecado que estás reprochando al grupo Prisa: ver sólo una parte. En televisión se mostraron de forma paralela dos situaciones en las que los gobiernos tenían que ejercer medidas coercitivas para impedir que los ciudadanos huyeran de esos paises. En el caso de Alemania, se conmemoraba la construcción del muro de Berlín; por tanto, no me parece desacertado hablar de la función de ese muro y de las consecuencias en vidas humanas de su existencia. Además, creo que a estas alturas casi todos tenemos una idea formada sobre lo que pasó y lo que está pasando, y una intervención de unos minutos no nos va a hacer dudar.

En cuanto a Chavez o a Morales, aunque hayan sido elegidos democráticamente, no creo que ellos mismos sean ejemplos de esa transparencia informativa o de esa información no dirigida que reclamas al grupo Prisa. Quede claro que no estoy en desacuerdo con tu crítica, en absoluto. Pero se me antoja demasiado parcial, demasiado radical.

Respetando la opinión del dueño de la casa....un huesped que presenta la suya ;)

y qué más da... dijo...

Marsu,
Tus aportaciones son bien recibidas y muy respetadas en esta casa, ya lo sabes. Sin embargo, puntualicemos...
Algo de cierto hay, he de reconocerlo, en que introduzco una valoración poco sólida al final de mi entrada. Se trata más bien de una intuición que, por otro lado, considero acertada. En los años de universidad tuve un profesor del que no recuerdo casi nada, ni siquiera qué asignatura era la que impartía. Recuerdo su nombre, Ariel, y recuerdo que me enseñó a reconocer una técnica sutil de manipulación de la información en los medios audiovisuales: la edición de imágenes de forma que parezca algo casual e imparcial, y la colocación estratégica de secuencias y noticias en un informativo, la voz del narrador, etc., para crear un efecto concreto en el espectador. Esto me causó un gran impacto, y desde entonces no puedo evitar ver la intencionalidad en los mensajes, sea quien sea el que los lanza. Ahora bien, uno es más sensible a las causas justas que a las codiciosas, como no. Digamos que no apruebo abiertamente la utilización de estrategias de este tipo; pero en ciertos casos hasta las tolero como algo excepcional, cuando no se convierten en un bombardeo continuo. Es una cuestión de grado, de algún modo. Por otro lado, también es una cuestión de necesidad de denuncia. No es que vea sólo una parte, Marsu, es que considero que, más allá de los defectos, existe una causa que merece ser defendida porque, equivocada o no (la historia quizá nos diga algo al respecto algún día), se apoya en valores tan imprescindibles como la igualdad.
Pero en lo que respecta a la guerra contra todo aquello que cuestione el statu quo de los sistemas capitalistas el ataque es masivo, desproporcionado, desvergonzado, y difícilmente digerible. No creo en las casualidades ni en la inocencia de la comunicación profesional, eso está claro. Lo que ocurre contra Chávez es un poco más de lo mismo. No se admite su existencia porque entorpece el capitalismo, lo pone en peligro. Lo que han hecho las televisiones privadas en Venezuela o con intereses en este país (¿quién se salva?) ha sido ponerse al servicio de la defensa del liberalismo, forzando las fronteras entre las prácticas legales y las ilegales (en términos eufemísticos, claro). No puedo considerar semejantes las causas de los que viven en la miseria y las de aquellos que nadan en la abundancia. Las legislaciones amparan el capitalismo, pero eso no lo hace justo. Me identifico con el ser humano, no con sus obras económicas ni con la carrera por un progreso autodestructivo. En este sentido, somos iguales, Marsu.
En cualquier caso, gracias por tu crítica. Reconozco ciertos errores en lo escrito, y tú me lo haces ver. Uno nunca escribe lo que quiere, el lenguaje es tramposo, y yo especialmente soy de esos que se enredan en sus propias palabras. Trato de luchar contra la repetición de eslóganes y hasta ahora parece que aún fracaso estrepitosamente. Trataré de hacerlo mejor para la próxima vez.
Aprovecho para despedirme, pues mañana me voy dos semanitas de vacaciones, y dudo bastante que vaya a buscar un ordenador para conectarme. Volveré el 3 de septiembre, y espero traer la mente cargada de cosas nuevas que decir.

Un saludo muy fraternal,

David

Anónimo dijo...

Ahora me ha sonado al "el fín justifica los medios...", es decir, las herramientas son más o menos lícitas, según a quien se trate de defender. Perdona, estoy algo extrema hoy, algo peleona, y posiblemente muy simplista con mis argumentos; deben ser los calores. Pero es que a estas alturas, las causas nobles y justas, sobre todo viniendo de los gobernantes, me hacen sentir muy escéptica. Estoy de acuerdo con identificarse con el ser humano, por encima de todo, y con búsqueda (imposible, por otro lado) de la igualdad , faltaría. Pero no creo, porque ya no puedo hacerlo, no creo a ningún gobernante que esgrima esos argumentos como motivos propios. Será la edad, pero sólo creo en el altruismo de aquellos que no tienen nada crematístico que ganar con sus acciones.

Que pases muy buenas vacaciones. Yo espero poder irme la proxima semana, aunque sea unos días. Otro saludo fraternal, :D

y qué más da... dijo...

Escepticismo como primera medida, estoy de acuerdo contigo, sobre todo cuando se trata de observar el manejo de poder. Pero creo que me has malinterpretado (culpa mía, por supuesto, que me comunico con mucha deficiencia). No pienso en absoluto que el fin justifique los medios. No ofrezco mi apoyo ciego e incondicional a nada ni a nadie, pero no me rindo. Lo que yo trato de defender, por un lado, no es un gobierno concreto, sino una filosofía, que puede materializarse en distintas formas imperfectas de organización; pero que encierra en sí el anhelo de muchos por equilibrar mejor las miserias de la existencia humana.
Mi intención es denunciar el intento de aniquilación de cualquier posibilidad de cambio de rumbo en la forma en que se dirige el mundo, nada menos... En este sentido, los intentos de determinados países por cambiar las reglas del juego despiertan en mi cierta euforia pueril y la esperanza ¡necesaria! de que esos intentos se perfeccionen, aprendan, maduren. Mientras tanto, o menos que puedo hacer es mediar en la batalla de David contra Goliat. Lo nuestro a veces no son más que pequeñas resistencias, en las que nos vamos a equivocar mucho; pero siento la necesidad de avivar un poco el fuego, aunque conozca el riesgo de vivir al alcance de las llamas (esto me ha quedado muy poético ¿verdad?)

Buenas vacaciones, Marsu ;-)

Frase de hoy

"Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que permiten hablar sin tener que pensar". Dashiell Hammett.