jueves, noviembre 13, 2008

Un código forjado en la intimidad

“...la gente lee novelas de la misma manera que los parientes de la gente que está secuestrada escuchan la voz del cautivo que habla por un teléfono sostenido por el secuestrador: prestan atención, naturalmente, a lo que la víctima dice, pero están totalmente absortos en el tono, el temblor y el timbre de lo que se dice, y leen un código forjado en la intimidad en busca de pistas entre líneas acerca de las condiciones de la víctima, de su paradero, de las perspectivas y de la probabilidad de que regrese sano y salvo”.




(‘Hacia el Oeste, el Avance del Imperio Continua’, David Foster Wallace)

16 comentarios:

Raúl dijo...

Querido David.

Mi blog es tu casa, con lo que sin recato a la hora de opinar, por favor. Me molestaría el hecho de que no lo hiceras.

No puedo estar más de acuerdo contigo. No sólo en cuanto al caso de los epítetos, sino en general, el uso reiterado de cualquier recurso literario, resulta un error.

En mi descargo me veo obligado a decir, que me ha condicionado el uso de la primera persona. Pretendí que se entendiera perfectamente que estaba hablando en boca de un anciano -era muy importante, resaltar que el protagonista, venía de otro tiempo- por lo que consideré que algunos èpítetos (quizá utilicé demasiados, eso sí) subrayarían mi intención. Además, mi protagonista, ha de suponerse instruído y, si me apuras, hasta trasnochado(la referencia a Lamartine, no es gratuita).

Gracias David.

Carlos Frontera dijo...

Ahora mismo estoy leyendo ese cuento-novela de "La niña del pelo raro".
Admito ni ignorancia: no sabía de la existencia de David Foster Wallace hasta que conocí, a través de diversos blogs, su suicidio. Enorme descubrimiento el mío. Me parece, a pesar de lo poco que he leído suyo, uno de los autores más formidables de los últimos tiempos. Ando deseoso de adquirir todas sus obras.
Grande, David Foster Wallace.

Raúl dijo...

Y dime, tras leer la reflexión entera que supongo se esconde tras el extracto; ¿Foster criticaba ese "modo de leer las novelas"?.

Lo pregunto porque así, de entrada, me suena a crítica, cuando sin embargo, yo estaría totalmente a favor de la existencia de ese "código" personal e intrasferible que se crea entre quien escribió y quien lee. Al fin y al cabo, uno de los objetivos prioritarios del escritor debería de ser el de crear un universo para cada uno de sus lectores, que al mismo tiempo sea indescifrable para el resto de ellos.

No, yo tampoco conocía a Foster Wallace. Y sigo sin conocerle.

Miguel Baquero dijo...

Vengo del Alma difusa y me ha gustado mucho la opinión que dejaste. Yo creo que Raúl escribe muy bien, en ocasiones fenomenal, pero otras veces le puede el deseo de hacer las cosas "bonitas" y entonces es verdad que el estilo se acartona un poco. Pero nadie estamos exentos de eso.

Este texto de Foster Wallace,mismamente, si te digo la verdad, me parece algo pomposo. Suena a lata. La figura del secuestrado que habla por teléfono está muy bien, es muy plástica, pero, ejem, ¿qué tiene que ver eso con leer una novela? Lo mismo podría haber dicho "la gente lee novelas de la misma forma que el que pela guisantes deja caer las cáscaras sobre un plato y los granos en otro", o "la gente lee novelas de la misma forma que quien pela un plátano troncha la parte de arriba y luego va haciendo descender la cáscara para que salga la pulpa blanca, a veces marrón si está picado". Igual son impresiones mías: yo creo que suena bonito pero no dice nada. Nada.

Anónimo dijo...

Pues... a mi me ha gustado, y no no me sonado a lata.

Yo pienso que sí... que cuando nos quedamos absortos en una novela, estamos pendientes del código, de las pistas... de encontrar cualquier posibilidad de regresar sanos y a salvo de nuestro viaje, con un equipaje en el alma más liviano.

Pero bueno, tampoco soy experta de nada.

A mi si me ha gustado la relación.

Y me gusta mucho tú página, Peter.

Ana.

Anónimo dijo...

Bueno, soyuna lectora nueva. No me presenté. Este fin de semana acabo de descubrir tu blog, y veo me faltan por leer muchísimas entradas... parece muy interesante. Gracias. Gracias por todo este mundo de relatos, opiniones y vidas.

Ana

Carlos Frontera dijo...

Pienso en el comentario de Miguel...

El texto que ha extraído David es de un cuento-novela de unas 200 páginas. Es la opinión que da en un momento dado uno de los personajes secundarios, profesor de una escuela de escritura, si mal no recuerdo.
Pienso que, leído de forma aislada, bien pudiera ser cierto lo que dice Miguel y parecer pomposo, no sé, yo estoy influenciado por la lectura reciente del libro; a mí no me resultó pomposo mientras lo leía, en el contexto de la historia adquiría significación, encajaba perfectamente, no sé, quizá pierda relevancia al hacer un corta y pega.

De cualquier forma, Miguel, sí entiendo que el texto en sí tiene una sentido, una significación (que no tiene que coincidir con la opinión que David Foster Wallace tenía, ya que, como digo, la opinión es de un personaje): hay quien lee un texto buscando pistas entre líneas acerca de la intención del autor, y reparan en el tono, en la posible intertextualidad, buscan conexiones metaliterarias, estudian el tono..., y eso puede ser algo parecido a las pistas que trata de hallar un familiar de un secuestrado al escuchar su voz por el teléfono; en fin, que sí encuentro apropiada la comparación, aunque pueda resultar algo pomposa. Lo que no sé ahora es si comparto lo que dice. Pensaré en ello.

Aristos dijo...

En el metro solo puedo leer el 20 minutos.
Para la literatura, necesito una cama.

Saludos.

y qué más da... dijo...

En primer lugar , os pido a todos disculpas por no haber respondido hasta hoy, pero se me ha vuelto a infectar el ordenador de casa y he estado todo el fin de semana sin poder conectarme...

Raúl: me agrada comprobar que a estas alturas algunos ya nos conocemos lo suficiente como para saber que las observaciones que podamos hacer son bienintencionadas y que, a pesar de que puedan ser observaciones erróneas o no, procuramos hacerlas con cierto criterio, y no sólo por el me gusta/no me gusta. Es una perogrullada, pero cuando uno escribe está emocionalmente demasiado cerca de su texto. Por eso es bueno tanto dejar reposar lo escrito y volver a leerlo después de un tiempo (hasta que tu mente no se anticipe a lo que lee), como dejar que otros que están en las mismas batallas te den su opinión y que tú pases esas opiniones por el tamiz de tu arte. Qué te voy a contar yo ¿verdad? Uno puede querer escribir por muchos motivos (porque quiere contar una historia, como diversión, terapia, etc.); pero cuando uno siente el deseo de crear algo de arte con lo que escribe tiene que hacer muchas renuncias y ser capaz de acarrear muchas limitaciones de forma para conseguir el efecto que persigue. Hay mucha gente que no entiende esto y cree que escribir es dar rienda suelta a la creatividad y que eso es todo; pero la creatividad es el comienzo del juego. Yo sé que tú todo esto lo conoces de sobra.
Con respecto al extracto de David Foster Wallace, como he llegado tarde a responder, El Viajero Solitario lo ha hecho de una forma en la que coincido plenamente con lo que dice. Creo que me he equivocado al sacarlo de contexto. Efectivamente, se trata del recuerdo que tiene un alumno de lo que dijo su profesor de escritura. Lo que dice al relato es que esta observación lo tuvo dos meses reflexionando sobre el tema y haciendo anotaciones al margen... (la exageración no es baladí). De modo que Wallace no critica este modo de leer novelas, sino que utiliza al personaje del profesor (Wallace lo era) para advertir al alumno (en el contexto y la intención del relato) de lo que hace el lector, de que más allá del significado literal de lo que la novela dice ha de tener una intención concreta que subyazca y, al mismo tiempo, domine y de sentido verdadero al texto.
Te recomiendo que, cuando puedas, leas algo de él. Creo que te gustará.
Un abrazo y siento el revuelo causado.


Viajero Solitario: yo había oído hablar mucho de él e incluso leído un par de relatos suyos, de los cortitos..., hasta que me lancé con “La niña del pelo raro” y quedé muy impresionado. Me pareció un escritor valiente y capaz. Tengo pendiente su novela más famosa “La broma infinita”, pero tengo tantas cosas pendientes...
Tal y como le he dicho a Raúl, creo que me he equivocado al descontextualizar este fragmento. No se entiende. Estoy de acuerdo contigo en que no ha de ser la opinión de David F. Wallace, sino que es la forma que ha empleado para mostrarnos un personaje y utilizarlo para lanzar un significado más profundo de lo que cuenta.
De todos modos, a mí siempre me han gustado esas frases enigmáticas sobre la creación literaria, esas que hacen que tengas la sensación de que eres capaz de aprehender lo inaprensible (como esta, por ejemplo: todo relato gira entorno a la “falta”), y creo que es con eso, entre otras cosas, con lo que juega David F. Wallace en este fragmento. Es una frase un poco tosca, pero para mí tiene mucho sentido. Imagino que también para ti, que acabas de leerlo ¿no?


Miguel: En primer lugar, gracias por tu visita y tu comentario. Con respecto al texto, en parte estoy de acuerdo contigo y en parte, claro, pues no. Es verdad que suena un poco a lata, pero aún así (o quizá por eso) me gusta. Por un lado es una figura bastante plástica (lo del secuestrado y el secuestrado sosteniendo el teléfono, y el familiar al otro lado de la línea, etc.), pero tan ajena a nuestra realidad que resulta forzada. No es extrañamiento, es “paranoia yanqui”, miedo. La metáfora más o menos funciona, pero no es muy fina (es muy americana). Y aún así, el conjunto logra transmitir el mensaje del prestigioso profesor de escritura al alumno: el tono, la voz, el timbre... son los significantes de ese “código” a través del cual se expresa la intención del escritor, bla, bla, bla...
Es metaliteratura “Made in USA”.
Es una frase algo tosca, que encaja bien en el contexto de ese profesor que, verbalmente, quiere causar un impacto en la atención de sus alumnos, quienes, por otro lado, deben idolatrarlo. Como digo, es una metáfora muy americana, apoyada en los miedos obsesivos de una sociedad que Wallace vapulea pero de la que es heredero. No me explico bien ¿verdad? Quiero decir que una de las cosas que me atrae de Wallace es que, mientras que es un escritor estadounidense, con todo lo que eso conlleva (en cuanto a tradición literaria, realidad social, conflictos éticos y morales, herencia religiosa, capitalismo, etc.), ha sido capaz de hacer uso de todos estos condicionantes para crear literatura norteamericana con una perspectiva mucho más amplia que la mayoría de escritores de su generación. No todo son conflictos típicos de clase media. No todo es realismo. Para mí es un tipo muy hábil: utiliza una metáfora al estilo americano para, mientras ridiculiza un poco el micro-mundo literario de los EEUU, saca a relucir los miedos internos de personajes perdidos, eleva una reflexión metaliteraria y causa un impacto en el lector a través de una evocación al miedo obsesivo y estúpido, algo que maneja en el relato como una de esas “pistas entre líneas” de las que habla este fragmento que he copiado. Wallace exagera las imágenes y las figuras, a veces hiper-realistas, que son fruto de la imaginación y del miedo de sus personajes. Es un tipo complejo que parece estar contando diez historias en una.

Ana: Bienvenida y muchas gracias por participar y por tus comentarios amables. Esta es tu casa.
Como le dicho a Miguel, yo creo que esta frase es capaz de conseguir que uno entienda lo que el personaje del profesor le dice al alumno y, por añadidura, transmitir mucho más sobre el significado del relato. Pero, más allá de todo esa complejidad de sentido incluso filosófico (que a lo mejor no es más que fruto de mi imaginación o del exceso de cafeína de mi café), me gusta lo que dice.

Cronopio: En mi caso, la mezcla de cama y lectura nunca supera el periodo de los treinta o cuarenta minutos, enseguida me duermo. Prefiero leer sentado.
Gracias por la visita.

Raúl dijo...

Pues sí, el revuelo, es lo que peor se lleva.
De todas formas, cinco días más tarde de darte las gracias, continúo agradecido. Sonrío.

Miguel Baquero dijo...

Amigo Condés.
Antes de nada, gracias por acogerme en tu blog y haberte esforzado en darme tan fundamentada respuesta. Tiene mucha razón aquel dicho según el cual "Contra gustos, no hay disputas". Espero que no te hayan molestado por eso mis comentarios.

Te pido perdón porque es cierto que las frases, sacadas de contexto, engañan bastante. Pero aparte de eso, si me permití hacerte ese comentario e insisto, pese a todo, en él, es porque tengo la sensación de que últimamente, en la literatura, cada vez está más extendida la justificación a posteriori. O, como mejor decían nuestros abuelos, "si sale con barba, San José, y si no la Purísima". No digo que sea este el caso de Foster Wallace porque, en realidad, no lo he leído. Pero imagínate que tomo los ejemplos que puse arriba de escribir es como pelar guisantes o como comer y alguien extiende la especie de que son un reflejo de la vieja sociedad europea todavía anclada en la agricultura y con restos del matriarcado (porque los guisantes los solían pelar las madres), o que reflejan una sociedad que ansía a lo tropical pero no logra desprenderse del todo de su cáscara dura e incomestible. ¿Por qué no?

Son exageraciones, claro, pero es que no sé si compartirás conmigo la idea de que cada vez hay más escritor carota que escribe a lo que salga y luego le planta la explicación. Anda que no hay por ahí auténticos bodrios que parecen escritos por un niño, y no muy listo, donde no se dicen más que sandeces, pero que los criticos sin embargo ensalzan como "retrato del hombre contemporáneo y posmoderno atrapado en un mar de símbolos y que aspira a conseguir la trascendencia; pero esta novela demuestra que es imposible y que se quedan a la mitad".

No digo que sea el caso de Foster Wallace porque, repito, no lo he leído.

y qué más da... dijo...

Raúl: gracias a ti, amigo.

Miguel: ¿Cómo me podrían molestar tus comentarios? Además de tener mucha razón (simplemente creo que en este caso no aplica por lo que ya te he comentado), tus metáforas me han hecho reír un rato. De hecho vuelvo a reír ahora con las explicaciones (justificaciones) que inventas para esas frases de las judías o de los plátanos. A mí también me parece que está demasiado extendida la práctica de justificar todo a posteriori en lugar de trabajar en la intención de lo que se escribe desde el primer momento en que uno decide darle forma, la de verdad, a un escrito. Probablemente esto sea fruto de malentender el proceso de creatividad, de la pereza, o incluso de una falta de interés por profundizar en corrientes y géneros que han explotado el subconsciente, como el surrealismo, un error al creer que la fantasía es un "todo vale, pon lo que te salga de las narices y que parezca algo", etc.

Raúl dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Raúl dijo...

No creas que no te entiendo. A mí por ejemplo, me ocurre con el cine de terror.

El género, cualquier género, sólo es el pretexto para contar historias, buenas o malas, pero para contar historias.

A pesar de reconocer -por lo estrecho del cauce en el que uno se maneja cuando habla de un western- que no me ha resultado nada fácil la pequeña empresa, después de 20 pelis más o menos, le debía al menos una entrada.

Además, qué coño, como decía el bueno del irlandés tuerto, "o admiten ustedes que la vida misma es un western, o mañana ya se están buscando otro trabajo.

Saludos.

Miguel Baquero dijo...

Condés, amigo, me gusta mucho lo que dices. Quizás en el fondo todo sea producto de la pereza. Los escritores no se suelen currar una propuesta, confían en que son genios y ponen lo que se les ocurre y luego ya encuentran una explicación o, si no la tiene, dicen que estaban experimentando nuevos caminos.

Me alegro que no te hayan molestado mis comentarios. Encantado de encontrar este blog.

y qué más da... dijo...

Querido Raúl: creo que, a partir de ahora, trataré de mirar las pelis del oeste con otros ojos. Me encanta la palabra "pretexto"...
Un abrazo.

Miguel: reitero el placer que suponde tenerte por estos lares.
Pereza, impaciencia, ambición de reconocimiento en lugar del deseo de calidad... tantas razones por las uqe no se trabaja en este arte...
La experimentación es algo interesantísimo para cualquiera (a mí me gusta dar rienda suelta al subconsciente en papeles en sucio), sobre todo desde el punto de vista psicoanalítico, también literario, pero sólo es una parte del proceso de creación, cuando lo es. Luego hay que amarrar la historia con todos sus elementos. Eso sí, a veces también suena la flauta y la experimentación da resultados literarios finales que merezcan la pena, pero eso es tan, tan raro.
Un abrazo.

Frase de hoy

"Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que permiten hablar sin tener que pensar". Dashiell Hammett.